Un hombre que logró el récord mundial Guinness por vivir más tiempo en un pulmón de hierro compartió acerca del amor de su familia y de Dios antes de fallecer a los 78 años el lunes.

Desde que contrajo polio en 1952 a los 6 años, quedando paralizado del cuello para abajo, Paul Alexander ha dependido de un ventilador mecánico para poder respirar.

A pesar de las limitaciones físicas, él siempre destacó el apoyo constante de sus padres, quienes lo visitaban diariamente durante su larga estancia en el hospital.

A pesar de las expectativas de los médicos, Alexander decidió no dejarse vencer por su discapacidad, aprendiendo a escribir y pintar con la boca mientras pasaba años perfeccionando la técnica de respiración glosofaríngea para poder estar fuera del pulmón de hierro.

Su determinación lo llevó a establecerse metas, como permanecer fuera del dispositivo durante tres minutos para ganarse un cachorro, lo que sería el título de su autobiografía publicada en 2020, Tres minutos para un perro: mi vida en un pulmón de hierro.

Con la ayuda de una silla de ruedas adaptada que le permitía mantenerse erguido, Alexander pudo pasar parte de sus días fuera del pulmón de hierro, lo que le brindó una sensación de independencia y libertad. A pesar de las dificultades, se graduó con honores de la escuela secundaria a los 21 años y continuó su educación en la universidad, obteniendo primero una licenciatura y luego un título en derecho.

Después de enfrentarse a la adversidad y a la discriminación por parte de las autoridades de admisión, Alexander logró graduarse en derecho y especializarse en derecho de familia y quiebras como abogado en Dallas y Fort Worth.

La familia de Paul Alexander era cristiana y asistían a una iglesia pentecostal en Dallas, su padre era de los que iba al altar a orar y se conmovía hasta las lágrimas durante ese tiempo, dijo su hermano, Phillip al diario The Guardian.

«Él simplemente lloraba y lloraba», recordó.

En una conversación con su amigo Christopher Ulster en 2022, Alexander describió cómo se sintió al quedarse inmovilizado desde joven, pero destacó el amor incondicional de sus padres que lo apoyaron durante su dolorosa experiencia, comparándolo con el amor divino.

«Viví toda una vida con ellos y fue increíble. Sabes, hablan del amor de Dios. Son sólo palabras. Pero cuando realmente lo recibes, muchacho, es algo», dijo sobre sus difuntos padres, cuyos retratos guardaba junto a él.

«No creo que nadie pueda ser así. No puedo creer que exista gente de su calidad. Me amaban tanto. Amaban a sus hijos», añadió.

Alexander también destacó la relevancia de descubrir un propósito personal sin importar las barreras que se presenten.

«Miro a la gente y sólo quiero decir: ‘¿Por qué estás aquí? ¿Cuál es el propósito? Hay un propósito en tu vida. ¿Qué haces para mejorar las cosas?’ Porque así es como pienso. Si hoy no tengo un propósito, crearé uno», expresó.

Ulster recaudó más de 143.000 dólares para ayudar a pagar los gastos médicos y el funeral de Alexander, lo que permitió a este último vivir sin estrés en sus últimos años. Su hermano agradeció la solidaridad de las personas que se inspiraron en Paul y contribuyeron a la campaña.A pesar de las dificultades personales y profesionales a lo largo de los años, Alexander se mantuvo firme en su determinación de no dejarse vencer por su discapacidad, encontrando fuerza en su voluntad de superación y en su éxito académico y profesional como abogado especializado en derecho de familia y quiebras.

Su historia de perseverancia y superación personal inspira a muchos, demostrando que no hay límites para alcanzar los sueños, independientemente de las adversidades que se presenten en el camino.